Al cultivar espárragos en lugares distintos, como campo abierto o una maceta, obtenemos productos distintos. En ese sentido, los 3 principales tipos de espárragos son:
Espárragos trigueros
También se conocen como “silvestres”, ya que suelen crecer espontáneamente en terrenos con monte o poco preparados. Estos so de color verdes y mucho más finos, con un sabor un poco amargo.
Su temporada de cosecha es corta, alrededor de 2 semanas, y son muy fáciles de reproducir (por división), por lo que son perfectos para tener en casa.
Espárrago cultivado
Este es el tipo de espárrago que suelen vender envasado. Su piel es blanca, tersa y brillante, algunas veces sus puntas son de color morado o verdes. Además de su color blanco, se distingue fácilmente porque es bastante grueso.
Su siembra es similar a la de los espárragos comunes, pero sus cuidados son diferentes. Por ejemplo, hay que resguardar del sol los tallos de esta variante, para preservar su color albino.
Espárragos de jardín
También se conocen como “pericos”. Estos son los más comunes, los que solemos ver en restaurantes o el supermercado (además de los cultivados).
Su color es verde y son mucho más gruesos que la variante silvestre. Estos espárragos también pueden encontrarse con puntas moradas, ya que los que han sido cultivados bajo exposición solar toman esa tonalidad.
Consideraciones según variantes
Como los tipos de espárragos son variantes de la misma especie, su cultivo suele ser similar:
- Su producción es exclusiva de la primavera.
- La exposición solar puede hacer que su piel tome otro color.
- Una vez agotada la cosecha, hay que dejar que la planta tenga un libre crecimiento, para que adquiera fuerza para sus nuevos brotes.