- Temperatura: Entre 18°C y 22°C
- Humedad: Alta
- Frecuencia de riego: Abundante en verano y escaso en invierno
- Frecuencia de fertilizante: Cada 15 días durante la primavera y verano
¿Cómo cuidar la Alocasia Cucullata?
Clima, luz y ubicación
Aunque la alocasia cucullata prefiere los lugares luminosos, por su naturaleza también puede darse muy bien en semisombra. Lo más importante es mantenerla siempre alejada del sol directo ya que quemaría sus hojas. Si quieres colocarla en el jardín debes asegurarte muy bien de que no sea alcanzada por los rayos del sol y si la tienes dentro de casa ella va a estar feliz.
La alocasia cucullata es una planta de climas cálidos, por lo que debes mantenerla alejada de las corrientes de aire y de las bajas temperaturas ya que pueden ser perjudiciales para ella.
Sustrato y fertilización
Aunque esta planta no es exigente con el suelo, si le gusta crecer en un sustrato bien drenado y rico en nutrientes, por lo que si al momento de sembrarla le agregas un poco de humus de lombriz te lo agradecerá. Por otro lado, los fertilizantes orgánicos durante la temporada de crecimiento son indispensables para la alocasia cucullata. Un fertilizante líquido para hojas verdes será perfecto para ella. Se lo debes echar con el riego cada 15 días durante la primavera y el verano.
Riego y humedad
La alocasia cucullata al igual que la alocasia zebrina, la amazónica y casi todas las de su especie, necesita que el suelo se mantenga siempre húmedo. Por lo que es necesario regar cada vez que el suelo comience a perder parcialmente su humedad, se puede establecer una frecuencia de unas 4 o 5 veces a la semana durante la primavera-verano y unas 2 o 3 veces durante el otoño-invierno. Lo importante es vigilar la humedad del suelo y evitar que se seque o se encharque.
Datos curiosos
Si quieres aprender a reproducir tus alocasias cucullatas te invitamos a leer el artículo: Cómo reproducir tus alocasias.
Cuidado de las hojas
Las hojas de la cucullata deben estar siempre limpias para hacer correctamente su proceso de fotosíntesis y necesitan recibir humedad constantemente, por lo que cada dos semanas es recomendable limpiarlas con un paño seco con mucha delicadeza y pulverizar con agua sin cal unas 3 veces a las semana.
