Cultivar garbanzos en maceta

Para cultivar garbanzos desde casa no necesitas ser un experto en jardinería y tampoco tener un jardín enorme, si tienes espacio para una maceta en tu balcón es más que suficiente para que puedas cultivar y cosechar unos garbanzos frescos desde tu casa. Aquí te contamos todo lo que necesitas.

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El garbanzo también puede ser cultivado en maceta
  • Clima: 25-35ºC
  • Suelo: Suelto, permeable, rico en materia orgánica y con buen drenaje.
  • Riego: Entre 2 y 3 veces por semana
  • Luz: Sol directo
  • Tamaño de la maceta: De mediana a grande.

¿Cómo cultivar garbanzos en maceta?

Para comenzar con tu cultivo de garbanzos en maceta, lo primero que debes tener es una maceta de tamaño mediano a grande en la que puedas ofrecer a tu planta una profundidad de 30 cm o más para el crecimiento de las raíces. Debes asegurarte que la maceta cuente con agujeros de drenaje, es indispensable para evitar los encharcamientos.

Preparación del suelo y siembra

Debes hacer una mezcla de tierra fértil con compost y un poco de humus de lombriz como fertilizante, llenar la maceta con esta mezcla y sembrar tus semillas a unos 2 – 3 cm de profundidad y con una separación de unos 6 cm entre ellas.

Vas a colocar tu maceta en un lugar donde reciba luz solar de forma directa, un balcón es el lugar perfecto. Darás un primer riego abundante y con mucho cuidado para evitar que las semillas se muevan. Luego deberás seguir regando con menos agua pero manteniendo el sustrato húmedo para evitar que se seque durante la germinación. El proceso de germinación tarda entre 10 – 15 días.

Cuidados de la planta

Una vez que tus semillas han germinado debes regar cuidadosamente evitando mojar sus hojas y asegurándote de que reciba la luz solar que necesita. Lo recomendable es regar unas 2 o 3 veces por semana o cuando observes que el suelo se comienza a secar un poco.

Si brindas los cuidados adecuados a tu planta, en unos 100 días después de la siembra vas a poder cosechar tus garbanzos.

Datos curiosos

La planta de garbanzos no tolera los riegos excesivos.

Texto: Roxana Gonzalez