Sembrar acelga en tu huerto en casa

La acelga es una verdura muy fácil de sembrar, solo necesitamos contar con un suelo profundo y bien drenado, ya que sus raíces suelen crecer en gran proporción. Este suelo se lo puedes proporcionar desde tu huerto, desde una maceta o desde tu jardín. También puedes sembrar tus semillas en un semillero y luego trasplantarlas cuando hayan germinado.

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La acelga es un cultivo fácil para tu huerto
  • Semillero tapado o destapado: Destapado
  • Tipo de tierra: fresca y rica en materia orgánica
  • Tiempo de germinación: 30 o 40 días
  • Temperatura de germinación: Entre los 6 – 28°C
  • Trasplantar: cuando la planta ya tiene algunas hojas

Preparación del suelo

Si vives en países con estaciones muy marcadas es recomendable comenzar la siembra cuando ya están finalizando las últimas heladas del año, pero si vives en un lugar de clima templado puedes sembrar en cualquier momento del año. Antes de sembrar es importante preparar un suelo fértil para tu cultivo, para esto puedes mezclar la tierra con materia orgánica (estiércol) o compost.

Preparación de semillas y proceso de siembra

  • Antes de sembrar debes remojar las semillas en agua durante 2 días.
  • En el caso de usar un semillero deberás poner 2 semillas por cada espacio y con el dedo hundirlas unos 2 centímetros.
  • En caso de sembrar en maceta deberás poner 2 semillas dejándolas a unos 2 o 3 centímetros de profundidad y con espacio suficiente para el crecimiento de sus raíces.
  • Regar para mantener el suelo húmedo, evitando encharcamientos.
  • Dejar la siembra al aire libre, en un lugar donde pueda recibir los rayos del sol

Transplante de las semillas germinadas

Si sembraste tus semillas de acelga en un semillero y llegó el tiempo de transplantarlas, aquí te contamos los pasos que deberás seguir:

  1. Debes hacer agujeros de unos 2 o 3 centímetros de profundidad y 20 centímetros de separación entre cada uno, en tu huerta o jardín
  2. Con mucho cuidado sacar las plantitas del semillero y ponerlas en los agujeros
  3. Debes cubrirlas con la tierra con mucha delicadeza, asegurándote de que las hojas queden sobre la superficie y que la planta quede erguida.
  4. Finalmente le darás el primer riego con abundante agua para compactar la tierra.
Texto: Roxana Gonzalez