La sábila, o también llamada ‘aloe vera’ es probablemente originaria de Sudáfrica. Hoy en día es nativa de muchas zonas tropicales y subtropicales del mundo. Se sabe que el aloe crece mejor en temperaturas moderadamente cálidas de unos 22° C y con poca humedad, además de necesitar mucha luz para crecer correctamente.
¡Evitar el encharcamiento!
Las gruesas hojas de la sábila son capaces de almacenar agua por lo que pueden sobrevivir más tiempo sin agua. El aloe vera no tolera el encharcamiento. Por ello, la tierra donde se cultive el aloe debe consistir en una mezcla de tierra y arena, para que el exceso de agua fluya a través y hacia fuera. Si tu planta de sábila está en maceta será útil poner una capa de drenaje, puedes hacerla con fragmentos de arcilla y grava en el fondo de la maceta.
No hay que regar desde arriba
Los aloes que se dejan en el exterior en verano deben regarse con moderación unas dos veces por semana. Tras el traslado al interior, sólo se debe regar cuando la tierra esté realmente seca. En cualquier caso, riega directamente sobre la tierra y no sobre las hojas.
Datos curiosos
Las plantas jóvenes siempre necesitarán un poco más de agua, esto se debe a la cantidad de nutrientes que absorben para crecer.
Presta atención a lo siguiente con las plantas jóvenes de aloe vera:
- Todavía no son capaces de almacenar suficiente agua en sus hojas
- Dependen de un suministro regular de agua
- Deben acostumbrarse a la luz del sol lentamente
*Ten tu propia sábila en casa aprende cómo reproducir esta planta dando clic al link.